Leonidas Irarrázaval

Tsunami mundial de malestar

Me correspondió vivir la “revolución de mayo de 1968”, en París. El embajador Enrique Bernstein, en vez de dejarnos aislados en nuestra casa...

Por: Leonidas Irarrázaval | Publicado: Martes 28 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Leonidas Irarrázaval

Leonidas Irarrázaval

Me correspondió vivir la “revolución de mayo de 1968”, en París. El embajador Enrique Bernstein, en vez de dejarnos aislados en nuestra casa o en nuestras oficinas, nos enviaba a pasar el día y especialmente los atardeceres y las noches, en los sitios donde se desarrollaban los acontecimientos. Esto es, en la Sorbona, Saint Germain de Pres, El Odeón, La Plaza De la Bastilla, etc.

Generalmente me correspondía Saint Germain y El Odeón. Allí vi como en una ciudad altamente civilizada se destruida todo lo que se podía hacer añicos. Los arboles de las grandes avenidas se cortaban con sierras al ras del suelo. Vi y oí cosas increíbles, sin insultos.

El presidente de Francia, el general Charles De Gaulle, indignado, decía por televisión que todo era un “chienlit”o pelea de perros en su canil. Transcurrieron varios días sin que las cosas se apaciguarán. Más aún, se iban volviendo peores con las adhesiones de los profesionales y obreros a un conflicto que empezó como netamente estudiantil. Entonces, el general De Gaulle vaticinó que la causa de todo eso era que “Francia se aburría” con el progreso y varias décadas sin guerra. Algo de eso había, pero era innegable que existía un malestar general en esa Francia próspera cuya organización política, social y educacional dejaba mucho que desear. Las cosas finalmente se arreglaron. Poco después el general se enojó por perder una consulta popular sin importancia, renunció y creo que murió de pena en su pueblo natal.

El mundo de hoy me recuerda esos días franceses. “Los indignados” españoles han ocupado las plazas de Madrid, Barcelona y otras ciudades sin consignas políticas y sin violencia, pero protestando por la cesantía, bajos sueldos y altos impuestos, etc. La furia de los italianos por los excesos de su primer ministro, amenaza con bajarlo de su pedestal. Los reclamos de los griegos que no aceptan participar en ninguna solución que les signifique sacrificios para salir de la quiebra fiscal. Igual cosa en Portugal o en Irlanda. El Fondo Monetario Internacional trata de poner orden, pero debe empezar por arreglar su casa por dentro.

Para que decir de todo el Medio Oriente y muchos países de Africa. Estados como Egipto, Túnez, Siria, Libia, Yemen, son sólo algunos ejemplos.

¿Para qué ir tan lejos? Chile vive un momento difícil. Sin embargo, pasamos por un buen período económico, con el doble de nuevos empleos, inflación pequeña, buenas inversiones en Chile y de Chile en el exterior, etc. Pero basta con ver las calles tomadas todos los días por manifestantes diversos. Las centrales de Hidroaysén propuestas, las universidades, los colegios, los salarios, etc. Todo es motivo de protestas que se inician pacíficas y que, en general, terminan violentas.

Todo esto en un país sin graves problemas o crisis. Vi en la televisión a una señora joven que protestaba y decía que protestaba porque era bueno hacerlo, pero no sabía por qué. Entonces esto significa que un malestar profundo existe. Lo demuestran las encuestas. Pero creo que básicamente se debe a que le estamos pidiendo a la vida, todos, más de lo que ésta nos puede dar.

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